Diplomado Territorios Sagrados para la Vida – Cinturón Occidental Ambiental. Julio 2023
En los últimos 20 años el Suroeste Antioqueño padece un progresivo proceso de despojo de sus bienes comunes: venta de tierras a empresas transnacionales, mercantilización de sus fuentes hídricas para la construcción de microcentrales, extranjerización de la tierra, entre otros. Inicialmente, hicieron presencia las empresas mineras adquiriendo títulos mineros, luego la presencia de monocultivos, como los pineros, los cítricos, la granadilla, el tomate de árbol, entre otros, con énfasis especial en los municipios de Jericó, Valparaíso, Caramanta, Támesis, Andes, Jardín, entre otros más. Sumado a la presencia de ganadería extensiva, se han deteriorado las fuentes de agua y desplazado la economía campesina, con la complicidad de la Corporación Atuónoma Regional y las Administraciones Municipales.
Hace cinco años, con el boom del aguacate en Colombia, se inicia un proceso de compra de tierra en la parte alta de nuestros territorios, a precios irrisorios, aprovechando la falta de estímulos al campesinado por parte de los gobiernos de turno, muchos se sienten atraídos por estas ofertas y venden con facilidad su propiedad. Así miles de hectáreas son adquiridas por grandes inversionistas y hoy nos encontramos con monocultivos de Aguacate Hass, con las nefastas consecuencias que empezamos a padecer.
Sin ningún escrúpulo, estas empresas atraviesan nuestros territorios con carreteras, privatizan caminos ancestrales y servidumbres, que tradicionalmente han sido propiedad del campesinado y de pueblos indígenas, talan indiscriminadamente árboles como el siete cueros, sarros y muchas otras especies nativas, afectando fuentes de agua, bosques de niebla y humedales, instalando portadas que impiden el tránsito a personas diferentes a las de su empresa, con el aviso “Propiedad privada” y “Prohibido el paso“.
Más grave aún, estas empresas desarrollan sus proyectos en territorios que hacen parte de zonas de protección especial. En esta subregión es emblemático el Distrito de Manejo Integrado (DMI) Cuchilla Jardín – Támesis, considerado como, una verdadera estrella hídrica surtidora de agua a gran parte de los municipios del Suroeste, verdadero santuario por su riqueza en flora, fauna, con la presencia de múltiples especies endémicas y en vía de extinción. En ese sentido, no entendemos las posiciones asumidas por Corantioquia, las Administraciones Municipales y los entes de control.
A nivel nacional e internacional, las comunidades han realizado múltiples denuncias por afectaciones en sus territorios, como en los acueductos comunitarios, contaminación de fuentes hídricas, envenenamiento de cultivos de pequeños campesinos, uso masivo de agroquímicos y agrotóxicos, aparición de plagas y enfermedades, entre otros. Algunos campesinos se ven obligados a vender sus tierras, debido a la presión ejercida por estas empresas y por la ausencia de mano de obra en sus veredas, pues la mayoría de los jóvenes pasan a ser asalariados de estas empresas, presentándose casos de deserción escolar, para vincularse a la vida laboral. De esta forma la autonomía y economía campesinas se ven severamente afectadas.
En nuestro territorio, vemos con preocupación los casos que se vienen presentando últimamente en los municipios de Valparaíso y Caramanta, en donde la Empresa Cartama, proyecto La Suiza, con sus prácticas nocivas, viene causando ostensibles daños al acueducto comunitario que surte a más de 70 familias en la parte alta del municipio de Valparaíso. Similares situaciones se vienen presentando en Caramanta en el corregimiento de Alegrías, afectando alrededor de 200 familias con la Empresa Cartama, quien a su vez posee sus propiedades en los municipios de Jericó y Támesis. De igual manera tenemos el proyecto de Cerro Prieto quienes han estado talando discriminadamente especies nativas del bosque de niebla. En el municipio de Támesis, se presentan afectaciones al Acueducto Multiveredal La Alacena – El Hacha – El Tabor, que presta sus servicios a más de 200 familias. Igualmente, en otros territorios del país se viven casos de ruptura del tejido social en comunidades del Quindío, Cauca y Oriente Antioqueño, entre otros. Todo esto nos está indicando que estos monocultivos, con sus prácticas nocivas, ocasionan severos impactos sociales y ambientales en los territorios en donde operan.
Hacemos un llamado a visibilizar y denunciar estas prácticas dañinas para nuestros territorios, prácticas y saberes, que afectan la convivencia de nuestras comunidades, las pequeñas economías campesinas, el ambiente y las fuentes de agua.
En el Suroeste de Antioquia rechazamos todas las prácticas que atentan contra las pequeñas economías campesinas.
Suroeste de Antioquia, Territorio Sagrado para la Vida
Cinturón Occidental Ambiental / COA
Articulación COA, Julio de 2023.